sábado, 31 de octubre de 2015

Comenzando a sentir tu ausencia


Hoy todo se siente extraño... creo que por primera vez desde que te fuiste comienzo a sentir realmente que ya no estás. Los días anteriores no se habían sentido igual, porque aún permanecía tu esencia en la casa. Era como si aún estuvieras allí... calladita en la pieza esperando por tus comidas, remedios y cambios de ropa. 

Hoy se siente un vacío en mi interior que no puedo llenar con nada, me quita las ganas de reír y de hacer cosas. La mayoría del tiempo pienso en cómo estarás, en qué habrá después de la muerte, en si seguirás observándonos como yo quisiera observarte a ti. Son muchas preguntas a las que no puedo responder.

Es egoísta sentirme así, lo sé... pero te extraño... y sólo han pasado tres días desde que te fuiste. Se supone que con el tiempo la gente comienza a acostumbrarse y adaptarse a la idea de que sus seres queridos ya no estén... la resignación como suelen llamarlo... 

Te extraño, Nana, y deseo tanto que estés bien, que estés libre y feliz. El consuelo que tengo es saber que te pudiste librar de ese cuerpo que en el último período de tu vida te pesaba y se había convertido en una carga difícil de manejar. Ahora tu alma es libre y es parte de todo.

Mi esposa me dijo que ella cree que cuando uno muere, el alma se vuelve energía y comienza a formar parte de todo, del aire que respiramos y que acaricia nuestras mejillas, de la lluvia, de las plantas, de la tierra... de todo lo que nos rodea. Es lindo pensar así... creo que el creer en lo que mi esposa dice me da un poco de tranquilidad y paz... porque tú te merecías todo... y creo que el poder formar parte de todo y ser todo a la vez, es el premio más grande que pudiste haber tenido. 

Te recordaré por siempre, Nana. 
Tu recuerdo permanecerá vivo. 
Les contaré a mis hijos sobre ti... y de la maravillosa mujer que fuiste.

Hasta pronto.
Nos volveremos a ver.

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