viernes, 18 de febrero de 2011

=)









Cuando era chica, me asustaban mucho las tormentas, la oscuridad, la soledad… el silencio…
Pero cuando llegaban esas noches, tenebrosas para mi, utilizaba la única arma que jamás falló… cerraba los ojos, los apretaba lo mas fuerte que podía y deseaba con el corazón que la tormenta pasara, que pronto amaneciera, que alguien viniera y me hiciera compañía y que me dijeran palabras lindas, como te quiero o tranquila… entonces algo mágico pasaba.

Cuando era chica, tenía algo que lamentablemente había ido perdiendo, tenía FE, porque antes, cerrando los ojos y deseando con el corazón que nada me pasara, siempre había algo que cambiaba, algo para mejor… Mi fe me ayudaba.

La fe, para mi, es creer en algo aunque no lo podamos ver… perder la fe, es estar convencido de que eso que no está, no va a estar nunca…
Dicen que la fe mueve montañas, pero una montaña de fe mueve mucho más.

… Ahora, que ya he crecido puedo decir que por un tiempo la perdí completamente, me convencí de que las cosas que antes deseaba, ahora eran imposible de conseguir, sabia que eso que no estaba ahora, jamás iba a estar. Pero poco a poco vuelvo a tenerla… 

… Ahora, que ya estoy grande, no es necesario taparme con las cobijas hasta el pelo cuando algo me asusta… ahora simplemente vuelvo a tener fe y desear con el corazón que el miedo pase y que algo mejor venga en camino, porque no hay nada peor que darse por vencido, aún cuando se ve todo negro, cuando no se ve la salida, cuando se cree que no vale la pena seguir creyendo en eso que creías…

Me dijeron que si tengo fe en que mi suerte cambiará, así será… y prefiero creer en eso…
Murphy dice que los sucesos fortuitos tienden a suceder todos juntos. Yo prefiero creer que es una cuestión de fe.

(Espero que este pensamiento, mañana no cambie, si cambia… escribiré algo en relación a eso… pero por hoy, prefiero creer que si recupero la fe.)

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